Crónica: XXII Carrera Popular Ruta Carlos III Ciudad del Sol

Objetivo cumplido
Datos oficiales:
Distancia: 25.700 metros
Tiempo: 2:26:16
Ritmo: 5'41" min/km

Posiciones:
1.360º de 1.506 General
1.287º de 1.405 General Masculino
294º de 318 Categoría Absoluta.

Desglose de ritmos por km
KM ------ RITMO
01 ----- 5'08"/km
02 ----- 5'09"/km
03 ----- 5'27"/km
04 ----- 5'16"/km
05 ----- 5'19"/km
06 ----- 5'26"/km
07 ----- 5'25"/km
08 ----- 5'25"/km
09 ----- 5'22"/km
10 ----- 6'22"/km
11 ----- 4'51"/km
12 ----- 5'29"/km
13 ----- 5'31"/km
14 ----- 5'45"/km
15 ----- 5'47"/km
16 ----- 5'35"/km
17 ----- 5'43"/km
18 ----- 5'49"/km
19 ----- 5'44"/km
20 ----- 5'57"/km
21 ----- 6'15"/km
22 ----- 6'31"/km
23 ----- 5'50"/km
24 ----- 5'40"/km
25 ----- 6'15"/km

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Desde que participé en el campeonato de España de Cross por equipos con mi club Trotasierra en febrero del año pasado, he estado renqueando. Cogí un catarro que por no dejar de entrenar me empeoró, y de toser tanto tuve un desgarro de diafragma. Tuve que parar obligado porque no era capaz de andar durante un rato sin ahogarme. Esta lesión me tuvo sin entrenar más tiempo del que me esperaba, y cuando volví ya estaba muy cerca la nocturna de Écija y la II Korregato de Madrid, prueba donde participé el año pasado en la primera edición y gané, y me hacía ilusión volver a participar e intentar ganar de nuevo, así que forcé demasiado pronto y me apareció una bursitis en el segundo metatarso del pié.
Seguí forzando y al límite, entrenando con dolor para llegar como fuera a la nocturna que finalmente se canceló por motivos que ya conocéis. No me podía creer que después de tanto sacrificio y sufrimiento para llegar a esta carrera se cancelara, y todo esto no sirviera más que para machacar y maltratar más mi cuerpo lesionado.

Como la Korregato la aplazaron para el 1 de septiembre, decidí no parar en verano y así quitarme la espinita de la nocturna, haciendo esta carrera a tope y ya coger vacaciones en el trabajo y en los entrenamientos para hacer un descanso y recuperarme antes de la nueva temporada. Además tenía pensado independizarme y aprovecharía estas vacaciones para la mudanza.
Pero entonces volvieron a aplazar la Korregato al 1 de Diciembre. Decidí que, en lugar de parar por completo en el mes de septiembre, compaginaría la mudanza con entrenar de forma más suave ya que tendría más tiempo al no trabajar. La idea era hacer deporte para mantener la forma pero sin machacarse mucho, y me equivoqué totalmente. Todos sabemos lo que pasa con estas cosas y al final acabé entrenando casi a tope igualmente todo el mes, además del machaque y el estrés que me supuso la mudanza.

Entonces pasó lo que me estaba temiendo, cancelaron la Korregato. No me lo podía creer y, sin darme cuenta, estaba metido en la nueva temporada de carreras, medio lesionado y con molestias en el pie, sin haber parado durante el verano y bastante agotado antes de empezar.
Decidí participar en la Media Maratón de Córdoba-Almodovar a modo de test para ver como estaba de cara a la Media de Córdoba. Otra mala decisión ya que en esta carrera mi pie ya no pudo más y tuve una fractura de estrés en el segundo metatarso. Recuerdo perfectamente sentir una especie de crujido en el pie, aproximadamente en el km 3, y a partir de ahí correr cada vez con más dolor. Poco a poco fui perdiendo ritmo y pasé de ir segundo y tener cierta ventaja, a ser alcanzado por un numeroso grupo de corredores que venían desde atrás. En el sprint final, luchando por la segunda posición con estos corredores, me hice muchísimo daño, tanto que al cruzar la meta tenía ganas de llorar de dolor y además no me sirvió de nada, ya que no conseguí defender esa segunda posición y finalmente me ganaron todos y entré el sexto.

Desde entonces he estado corriendo con molestias en el pie, hasta que poco a poco las molestias y dolores han ido remitiendo y finalmente pude correr decentemente la Media Maratón de Córdoba casi sin molestias. Aún así, mi idea era llegar a la Ruta Carlos III como fuera, y entonces dejar de entrenar para recuperarme del todo y poder empezar de nuevo y en condiciones. Pero finalmente no he llegado ya que, al llevar una mala pisada, me ha afectado al resto del cuerpo y justo en la semana antes de la carrera me aparecieron molestias en la fascia lata a la altura de la rodilla, molestia que al correr a ritmos más exigentes, a partir de unos 5 km, pasa a ser un dolor que me hace parar, y entonces me duele incluso andando. Por ese motivo decidí no correr la Ruta Carlos III este año, decisión que tomé justo la misma semana de la carrera. Si la hubiera corrido a tope, me hubiera lesionado mucho y muy probablemente no la hubiera terminado, y si la hubiera corrido a ritmo medio, me hubiera lesionado igualmente, no sé si la hubiera podido terminar y tampoco me hubiera servido de nada.
Pero aún así no me quería perder la carrera, no se trata sólo de correrla, sino vivir y sentir el ambiente con la gente y los compañeros, y poder compartir la experiencia con ellos. Sabía que ese día no me iba a quedar en casa, quizás iría a ver la salida en La Luisiana y después la llegada en Écija, o hacerla en bicicleta colaborando con la organización, pero de una u otra forma estaría presente, aunque no es lo mismo vivirla desde dentro que verla desde fuera.

Oli estaba todavía dudando si correrla o no. Por motivos de trabajo no ha podido cumplir con los entrenamientos mínimos que hacen falta para, por lo menos, acabarla. Hay que hacer tiradas largas que se aproximen a la distancia de la carrera y ella no ha podido superar los 16 kilómetros. Justo el domingo anterior a la prueba la acompañé con Mambo para hacer un entrenamiento de 20 kilómetros que le costó muchísimo terminar. Además al día siguiente tenía una molestia en la rodilla muy similar a la mía.
Al correr con ella el domingo mis molestias no pasaron de eso, molestias, así que le dije que si decidía correrla, yo la acompañaría con Mambo. Era una decisión que tenía que tomar ella y no la quería influenciar, pero en el fondo deseaba que dijera que si. A pesar de no poderla competir, estaba bastante ilusionado con la idea de poder acompañarla en su primera Ruta, Media Maratón y carrera de distancia larga. Además iríamos con Mambo, y qué mejor compañía podría llevar que dos de mis pilares principales en la vida, uno a cada lado. Sin duda ellos serían mis piernas en caso de que alguna de éstas fallara.
Para rematar, durante la semana tuvo problemas con el estómago y no pudo salir a correr hasta el jueves para hacer un rodaje y ver el estado de su rodilla. Aunque seguía con problemas de estómago, la rodilla estaba perfecta. Todavía tenía dudas sobre si sería capaz de terminarla, pero yo estaba seguro que tendría la fuerza mental para ello, que es lo único que le haría falta, así que se animó.

Ahora el que tenía dudas era yo. Dudas que por supuesto no saqué a relucir en ningún momento y siempre me mostré optimista y seguro para no desalentar su decisión.
Por mi parte no tenía muchas dudas ya que, aunque fuera rabiando de dolor, tenía claro que no la iba a dejar sola y que llegaría con ella como fuera.
Que ella era capaz de terminarla no tenía ninguna duda, mucho más si yo la acompañaba. Si hubiera ido sola, quizás se hubiera entusiasmado al principio llevando un ritmo muy alto y lo hubiera pagado al final, pero para eso estaría yo para retenerla al principio y darle el empujón moral necesario al final. Mis dudas hacia ella venían de sus problemas de estómago que todavía persistían el mismo día de la carrera, y de su rodilla, ya que ese dolor que me comentó no me gustaba mucho y podrían aparecer durante la carrera.
Mis mayores dudas venían de Mambo. Es un perro fuerte y con una resistencia y capacidad de aguante increíble. Llevamos juntos más de cuatro años y todavía me sorprende en muchas ocasiones. En mi día de "descanso" del fin de semana nos vamos a caminar o trotar por el campo haciendo unos 20 kilómetros. Cuando la temperatura es fría, entre 0 y 5 grados, no dudo en llevármelo en mis tiradas largas, habiendo terminado conmigo incluso 24 kilómetros a menos de 4'00" min/km, yo he llegado exhausto y él ha llegado para hacer otros 24. Muchas veces se me ha quedado atrás, creía que iba mal y que no podía más, y de repente nos adelanta una bicicleta, o moto, o coche con perros dentro, o liebre, o lo que sea que llame su atención, y se ha puesto a perseguirlos como si empezara a correr en ese momento, dejándome atrás sin poder seguirlo. Pero la temperatura le afecta mucho, y a partir de los 10 grados ya no rinde al mismo nivel. Para el día de la carrera había pronóstico de unos 12 grados nublado, lo cual le venía un poco justillo. Además todo el recorrido es por asfalto y él está acostumbrado al terreno de campo. No sabía si sus patas desnudas aguantarían bien, pero estaba casi seguro que sí, ya que todos los días paseamos durante una hora, muchas veces por las calles de la ciudad, y cuando llueve el fin de semana, en lugar de trotar por el campo lo hacemos por las calles haciendo incluso 15 km o más. Por otro lado es un perro muy activo y juguetón y se pone muy nervioso con el bullicio de la gente. Esos nervios y ansiedad le comen toda la energía y pudiera ser que empezara ya agotado.
A todo esto había que sumar que la salida y meta de la carrera son en localidades distintas y hay que desplazarse en vehículo. La organización pone a disposición de los participantes varios autobuses que salen desde la estación situada a escasos metros de la meta hasta la salida, y me consta que todos los años funciona perfectamente, pero no podíamos usar este servicio ya que no podíamos montar a Mambo. Saqué la conclusión de que sólo puedo transportar a Mambo en mi coche, ya que lo tengo habilitado y además no iba a montarle en el coche de nadie por el consiguiente engorro. Pero si iba en mi coche lo tendría que dejar en La Luisiana y al llegar a la meta alguien tendría que llevarme a por él y tendría a Mambo conmigo, por lo que tendría el mismo problema de no poder montar a Mambo en el coche de nadie. Finalmente optamos porque mi hermana nos llevara en mi coche a La Luisiana, se lo trajera de vuelta y me lo dejara aparcado en la zona de meta dándole las llaves a algún conocido de la organización. Desde aquí agradezco a mi hermana y a su novio por el apoyo logístico jeje.

Ya estaba todo decidido y planificado, y cuando yo preparo una competición importante como esta, me gusta estar atento a todos los detalles durante toda la semana. Alimentación, hidratación, descanso... todo cuenta y esos detalles para mi son más importantes que el mismo entrenamiento. Por mucho y muy bien que entrenes, una mala planificación de los días previos puede echar al traste todo el trabajo y sacrificio previo. Como yo no la iba a competir, me centré en aconsejar a Oli en estos aspectos. Le aconsejé que bebiera suficiente, recordándoselo a menudo, sobre todo durante los dos días previos a la carrera. Para mi es más importante tener una buena hidratación previa, a beber mucho durante la carrera que puede ser contraproducente.
Lo mismo ocurre con la alimentación. No soy partidario de comer nada durante la carrera, ya que puede dar problemas gástricos y pienso que cuando el cuerpo digiere y utiliza esta energía, la carrera ya ha pasado. Prefiero centrarme en la alimentación previa a la carrera. Durante el comienzo de la semana procuro centrar la alimentación en las proteínas, y conforme se va acercando el día de la carrera, me centro en los hidratos, sobre todo la comida y cena del día anterior. Y en el desayuno del día de la carrera, ya he comentado en otras ocasiones que prefiero un puré o batido multifrutas que, al estar todo triturado, la digestión se hace muy ligera y rápida, así no tienes que desayunar mucho antes, con una hora y media o dos horas basta, y es un buen aporte de energía. Oli tenía problemas de estómago, por lo que era más importante aún que cuidara bien la alimentación.
Lo mismo pienso del descanso. Para mi es fundamental llegar al día de la carrera con "mono de correr". Para ello me gusta empezar a bajar la intensidad de los entrenamientos desde principio de la semana, para llegar al descanso total un par de días antes. Durante esta semana, cuando termino de entrenar, me gusta quedarme con la sensación de que podría haber hecho mucho más y que no he aprovechado el tiempo. Aquí Oli también tenía un hándicap, y es que tuvo trabajo tanto el viernes como el sábado, terminando el sábado bastante tarde, sobre las 21:00 horas. Además los que nos conocéis sabéis que desde hace poco más de dos meses hemos adoptado a una galga, la cual vive con ella y todavía da malas noches, con lo que decidimos que lo mejor era que esa noche me la quedara yo para que ella pudiera aprovechar al máximo el descanso.
Mambo con Gala
Y llegó el día de la carrera. Oli, aún con problemas de estómago y pese a algún atisbo de miedo e inseguridad lógicos, estaba preparada y animada. Le tengo preparado su puré de frutas para el desayuno que, tal y como tiene el estómago, es lo que mejor (o menos malo) le puede sentar. Nos dirigimos a la zona de meta donde habíamos quedado con mi hermana y su novio que nos llevan a la salida, y la charla previa le viene muy bien para quitarle nervios. Llegamos como una hora antes de la salida donde pudimos saludar a muchos amigos y compañeros, tanto de Écija como de fuera, y vivir un poco el ambiente. Mambo gastando energías como ya me temía, saltando y saludando al personal, nervioso y ansioso. Algunos que me ven con Mambo bromean diciéndome que corra con él, y cuando les digo que la va a hacer conmigo, sus caras pasan de la broma al asombro. Se quedan un poco incrédulos pensando si yo estoy bromeando también o hablo en serio.
Llega el momento de la salida. Yo no tenía pensado calentar ya que con Mambo esto es un poco complicado, y al ritmo al que la iba a hacer tampoco era necesario. Oli por su parte tampoco calienta ya que su intención es hacerla como si saliera cualquier día a hacer una tirada larga, por lo que saldría tranquila y, conforme pasaran los kilómetros, ya iría viendo qué hacer. Yo me quedo el último y además dejo cierta distancia de los participantes, porque cuando Mambo empieza a correr es un obús. Va a tope tirando de mi y quiere llegar cuanto antes a los que corren delante suya, y mientras haya corredores delante, los quiere adelantar hasta que no pasan unos kilómetros y se tranquiliza, así que le digo a Oli que se vaya para la salida a coger una mejor posición, ya que una cosa es salir tranquilo, y otra andando debido a la cantidad de participantes, 1.700 inscritos en esta edición y cifra récord de nuevo. Le digo que coja su ritmo y que ya la pillaría yo.
Ecijanos antes de la salida
Se da la salida, espero un poco, y cuando veo que los últimos ya empiezan a correr, arranco con Mambo. Como me temía, Mambo tira de mi como si llegáramos tarde a algún sitio. Rápidamente alcanzamos la cola de la carrera y empezamos a adelantar. Mambo está acostumbrado a correr con gente y no tiene problemas para adelantar sin estorbar ni tropezar con nadie, así que por ese aspecto estoy tranquilo. Durante este periodo de la carrera, antes de dar alcance a Oli, hablo con mucha gente, algunos que conozco y otro no. Creo que no me acostumbraré nunca a que la gente me conozca por quedar bien en las ediciones anteriores o en alguna otra carrera y siempre me sorprendo de ello. Me comentan que no se esperaban verme tan atrás y ya les comento el tema de la lesión. Otros me dicen que llevo ventaja porque Mambo me va tirando y yo les digo que si lo suelto, Carretero no llega ese día primero a la meta. Lo que no saben es que esto es cierto jajaja.
Primeros metros tras el pelotón de corredores
Aproximadamente sobre el kilómetro 3, entre la carretera de La Luisiana y El Campillo, alcanzamos a Oli. La verdad es que no me esperaba alcanzarla tan rápido y ya empezamos a correr juntos, pero todavía un poco incómodos ya que había mucha aglomeración de gente y hay que tener cuidado de no tropezar con nadie, más aún yendo con Mambo que todavía sigue tirando mucho de mi y tengo que retenerlo. Conforme van pasando los kilómetros y pasamos por El Campillo vamos encontrando más espacio y más comodidad para correr, y Mambo ya ha dejado de tirar tanto. Oli va muy bien, hablando conmigo y con la gente y llevando la sensación de ir más lento de lo que en realidad íbamos. En un principio nos habíamos marcado como ritmo estable el 5'30" min/km, ya que el domingo anterior cuando hicimos la tirada de 20 kilómetros fue el ritmo que llevamos, y aunque vamos un poquito más rápido, sus sensaciones son buenas y va cómoda, así que no hay por qué forzar un ritmo más lento. Mi rodilla empieza a molestar un poco pero nada más de lo que ya esperaba.
Llegada a El Campillo
Por la carretera hacia Cañada Rosal voy temiendo mucho por Mambo. Aunque ya ha dejado de tirar y va corriendo (andando rápido) al lado nuestra, le veo con la respiración muy fuerte y muchas babas blancas, típico síntoma suyo de que va regular. Ha gastado muchas energías saludando a la gente y tirando los primeros kilómetros. Como la carretera está rodeada de campo, algunas veces hace intentos de salirse de la carretera. Reacciones inconscientes ya que está acostumbrado a correr por el campo y alejarse de las carreteras. En múltiples ocasiones pienso...
- ¿Y si lo suelto para que corra por donde quiera y como quiera? como cuando vamos solos, ahora mismo lo suelto y éste se va para el campo y se pone a correr y chupar la hierba, y así se refresca un poco. Si es que este perro no está acostumbrado a correr atado y al mismo ritmo siempre, y encima por la carretera. Él quiere correr por el campo, correr más rápido, parar, quedarse atrás, correr otra vez hasta alcanzarme, indagar, que salga una liebre y perseguirla... Pero, ¿mira que si se despista y tengo que ir a por él? ¿O con los nervios se tropieza con alguien? Que va, eso no puede ser, no lo puedo soltar -
Viéndolo así, estoy deseando llegar a la entrada de Cañada Rosal donde sé que hay un punto de avituallamiento para darle agua a ver si se recupera, ya que en el primer punto de avituallamiento en la salida de El Campillo, las botellas se habían agotado y no quedaba ninguna cuando pasamos nosotros. Esto es una queja generalizada que he escuchado y que imagino que habrá llegado a oídos de la organización, y estarán pendientes para corregirlo de cara al próximo año, como cuando el año pasado se formó una aglomeración en la recogida de trofeos y este año se ha solventado.
Carretera entre El Campillo y Cañada Rosal
Llegamos a Cañada Rosal y le digo a Oli que me voy a parar a dar de beber a Mambo. Le digo que siga con ese ritmo que va muy bien y que yo la alcanzo en un rato. Mambo está acostumbrado a beber de muchísimas formas diferentes, no sólo de recipientes (creo que sería capaz de aprender a beber incluso con pajita si hiciera falta). Charcos, ríos y arroyos, de chorros de fuentes dirigidos por mi con el dedo, botellas tanto a chorro como de la boquilla, etc. Por ese motivo no tengo problemas en darle de beber de una botella del punto de avituallamiento directamente. Se la  bebe entera casi sin desperdiciar una gota. Con otra botella le limpio un poco el hocico para quitarle las babas y me llevo otra botella en la mano por si acaso.
Seguimos corriendo, y aunque ahora Mambo va más animado debido al público que hay por las calles, voy muy pendiente porque pienso que voy a tener que parar y retirarme. Encima, al parar y volver a arrancar, la rodilla empieza a molestarme más. Estoy deseando alcanzar a Oli lo antes posible para decirle que puede ser que me tenga que retirar. Este fue para mi el peor momento de la carrera y tengo pensamientos muy negativos...
- ¡Joder!, la he cagado trayendo a Mambo, esto son muchos kilómetros para él en estas condiciones, hace mucho calor para él y encima los nervios con tanta gente. ¡Mambo tranquilízate coño, que todavía queda mucho! Y encima me duele la rodilla, lo que faltaba ya... ¿Mira que si tengo que abandonar? A ver si cojo rápido a Oli y se lo cuento, pero, ¿Y ahora que hago? ¿La dejo sola? No, no, eso no puede ser. Bueno de momento va bien, a ver que pasa cuando salgamos a la carretera. -
Pero no veo a Oli y no entiendo cómo se me ha podido alejar tanto, si había sido muy rápido y ahora ni siquiera la veía. Ya por fin la vislumbro muy a lo lejos con su camiseta amarilla chillona, prácticamente saliendo de Cañada Rosal. Tengo que animar un poco a Mambo para que acelere el paso y por fin darle alcance (¡Vamos Mambo! ¡Corre! ¡Que la pillamos!).

Los que han participado en esta carrera dicen que a partir del kilómetro 12, al salir de Cañada Rosal, es cuando realmente empieza la carrera. A lo que se refieren es a que los primeros kilómetros se pasan rápido ya que discurren por las localidades de La Luisiana, El Campillo y Cañada Rosal, muy contiguas y con público animando por sus calles, la aglomeración de participantes es grande todavía y vas entretenido, y puedes cometer el error de entusiasmarte con el ritmo y llegar sin fuerzas suficientes para acabar los 14 kilómetros que quedan todavía. A partir de aquí toca la larga y desierta carretera de unos 10 kilómetros desde Cañada Rosal a Écija, donde suele soplar viento en contra y la aglomeración de corredores es cada vez menor. Si no estás fuerte de cabeza, esta carretera se te hace eterna. Al menos desde un par de ediciones o tres está la referencia visual de las placas solares sobre el kilómetro 16 que es de agradecer.
Oli todavía va bastante bien, a un ritmo constante y bueno, de vez en cuando vamos adelantando a corredores, algunos de ellos conocidos que van cayendo poco a poco y yo la voy animando diciéndole que ya mismo estamos en las placas solares y nos queda el último 10.000 (No se muy bien si esto la anima o la hunde jajaja).
Mambo por su parte parece recuperado y corriendo (andando rápido) mucho más tranquilo. Parece que la parada para beber le ha sentado muy bien y lo veo cómodo y centrado como cuando paseamos. Durante toda la carrera escuchamos comentarios de todo tipo acerca de Mambo. Público que nos dice que nos vamos a cargar al perro, otros lo animan y dicen que él si que tiene mérito (tienen toda la razón pero por aguantarme a diario), otros se sorprenden de que vaya a aguantar toda la prueba, por su musculatura fuerte y definida, nos preguntan si no come nada durante la prueba y Oli bromea con ellos diciendo que más adelante se come a un par de corredores, de los que vayan mas afectados y listo. Decir que Mambo no lleva ninguna alimentación especial ni suplementos, mucho menos sustancias extrañas. Tan sólo come un buen pienso en su cantidad justa y sus merecidos premios en forma de huesos y chuches para perros cuando se lo gana como en este día (Llevamos los dos una vida sana de buena alimentación y ejercicio jajaja).

Pasadas las placas solares, se empiezan a notar los primeros síntomas de agotamiento en Oli. Ya llevamos unos 16 kilómetros, esa es la distancia larga que ella domina y se nota. A partir de aquí empieza su decaimiento poco a poco, empieza a notar ese dolor en el isquiotibial, típico de ella cuando está en límite. Yo por el contrario es cuando mejor voy porque me he acostumbrado a la molestia de la rodilla y corro relativamente cómodo, y veo a Mambo también muy relajado y disfrutando del trayecto. Pero sobre todo porque me siento orgulloso y feliz por Oli, pudiendo vivir su esfuerzo y su entrega tan de cerca. La miro y la emoción me inunda y se me eriza la piel. Intento animarla y motivarla, cosa que me resulta muy fácil, ya que lo único que le digo es la verdad.
- ¡Vamos Oli! tu sabías a lo que venías, esto no te pilla de sorpresa. Sabías que ibas a sufrir, pero tu puedes porque eres fuerte, lo demuestras en el día a día. Comparado con lo que haces todos los días, ¡esto no es nada para ti! Sé que estás pensando en parar, retirarte, pero en el fondo sabes perfectamente que no lo vas a hacer. Hoy vamos a cruzar esa meta juntos, los tres, y lo sabes. No existe otra opción. Andar no te vale, tu la vas a terminar, y lo vas a hacer corriendo. Tu eres una tía fuerte, no eres una de esas delicaditas, chominosas. Mas de una y uno estarán ahora durmiendo o tirados en el sofá viendo la tele porque no tienen la valentía de hacer lo que tú haces, por eso tu estás aquí dando el callo, porque lo vales. Ya quisieran muchos correr la mitad de bien que tú. Tienes un físico trabajado y curtido, eres fibra pura, así que lo único que te hace falta es cabeza. Piensa en lo orgullosa que te vas a sentir cuando lleguemos porque yo ya lo estoy. -

Poco a poco pasamos los 20 kilómetros y nos encontramos a punto de hacer su primera media maratón. Mi motivación aquí está a tope mientras que Oli va cada vez peor, el ritmo va decayendo y vamos cada vez más lentos, cosa que no me preocupa ya que hoy no era importante la marca. El domingo pasado, cuando hicimos sus primeros 20 kilómetros, iba que ya no era persona. No hablaba, no miraba, solo seguía corriendo por inercia mirando el gps deseando que apareciera el 20 en la pantalla para detenerse.
- ¡Vamos Oli! Vas a completar tu primera media maratón, tienes que estar super contenta, pero no nos vamos a detener aquí, ahora te falta lo mejor, el pueblo, tu gente, tu familia, tus amigos, todos van a estar animándote y tienes que estar bien para ellos. Que te vean lo bien que corres. Ya mismo viene la cuesta del barrero y ahí está tu padre. -
Nos encontramos con Ruth Jarana que iba alternando entre caminar y correr. La animo diciéndole que el pueblo está ya muy cerca.

Empezamos a bajar el barrero y llevamos un ritmo muy lento. El ritmo es lo de menos, lo que temo es que si vamos a esa velocidad en bajada, cuando entremos en las calles adoquinadas de Écija, puede ser que el ritmo baje más aún, y entonces se pare a andar. Vemos a su padre, se para un segundo a saludarlo y proseguimos, y esto le da una inyección de moral tremenda ya que por las calles de Écija, en lugar de decaer el ritmo, se avivó un poco y ya estoy más convencido que nunca de que llegamos a meta. Encima se nos une David (estoespaverlo) que nos ha alcanzado viniendo desde atrás y que nos acompaña durante todo el recorrido por Écija hasta la meta, con lo que los ánimos se duplican. ¡Muchas gracias amigo!

Las calles adoquinadas de Écija son duras. Después de 22 km en las piernas y una bajada endiablada de un kilómetro como la del barrero lo son aún más. Por eso es muy importante el ánimo del público. Ver a tus familiares, amigos, vecinos y conocidos animando en las calles, muchas veces es la diferencia entre llegar y cruzar la meta, o quedarse en el intento. Aconsejo a Oli y a David que se suban a la acera, al menos la primera parte de la calle Córdoba, para hacer mas suave la transición entre la bajada por asfalto y correr por adoquines. Pero una vez pasada la mitad de la calle Córdoba le digo que se baje y "disfrute" de los adoquines, ya que para coger la acera hay que meterse por detrás del público y a mi entender es una falta de respeto hacia éste. La Ruta Carlos III termina por las calles adoquinadas de Écija y esto es así, si la quieres correr, te comes los adoquines.
- ¡Vamos Oli! ya hemos llegado, te queda el último empujón. Tu puedes, ya no te duele nada, está todo en tu cabeza. Fíjate como has avivado el ritmo cuando has visto a tu padre, eso es todo cabeza, y ahora están tu hermana y tu hija en el Salón. Tienes que llegar hasta allí y te tienen que ver bien, piensa en ellos. Mira como te anima la gente que te conoce. Bájate al adoquín y disfrútalo, siente como tiemblan tus piernas, pero esto es la Ruta, si no la corrieras por aquí te estarías perdiendo parte de su esencia. Otros pasan por detrás del público pero tu no, tu eres fuerte y una campeona, y como tal, pasas delante de ellos y te motivas con sus ánimos. ¡Vamos Oli que ya eres una Rutera!

Llegamos al Salón y Oli empieza a buscar como loca a su familia. Desde que bajamos el barrero es la única vez que la veo levantar la mirada del suelo. La pobre iba abatida, pero saber que su familia estaba allí sin duda la motiva a seguir. Todavía me emociono cuando recuerdo su cara de ilusión y desesperación al mismo tiempo porque miraba y no veía a su familia. Y justo antes de entrar en la calle Miguel de Cervantes (calle nueva) allí estaban su hija, su hermana, su cuñado y su sobrina. La animan a más no poder y seguimos. Como ya me imaginaba y me comentó después, quería dejarlo y pararse allí con ellos, no llegar a la meta. Es curioso y cualquiera pensaría que es una tontería pensar en parar ahora cuando ya sólo queda medio kilómetro. Cómo puede ser posible que una persona, después de todo el esfuerzo que ha realizado para llegar hasta aquí, piense en abandonar con lo poco que queda. Creo que esto sólo lo puede entender una persona que haya realizado esta prueba y la haya hecho al límite de sus fuerzas. Por eso yo la comprendo y la animo más que nunca.
Recuerdo perfectemente, el año pasado por ejemplo, cuando iba luchando por la segunda posición con Boualla, y llegó un momento, no sólo que me diera igual que me ganara y quedar tercero, es que ya me daba igual ni siquiera el no llegar. Llegó un momento en que quería parar y dejarlo. Tumbarme en el suelo, en esos adoquines que en ese momento te parecen super cómodos para acostarse. Tienes que sacar fuerzas de donde no las hay y ánimos del público para seguir luchando, ya sea por la victoria, por entrar segundo, tercero, o simplemente por entrar.
- ¡Vamos Oli! Esto ya está hecho, lo has conseguido, ya es cuestión de seguir dando pasos hasta cruzar la línea de meta. Esa línea que le dice a tu cabeza que ya no puedes dar ni un paso más. Pero en el fondo tu sabes que si la línea estuviera más lejos, más lejos llegarías tu. Ya te da todo igual y tu corres lo que te echen. Ahora mismo te da igual 26 que 30. Pero hoy nos vamos a quedar sólo en el 26, venga que llegamos allí y paramos que ya está bien por hoy. -
Bulevar, justo antes de afrontar la línea de meta
Entrada en Meta
Y allí estábamos, después de 25.700 eternos metros, desde las 11:00h hasta las 13:30h. Prácticamente dos horas y media que han dado para mucho. Diversión, satisfacción, sufrimiento, incertidumbre, dudas y un sin fin de emociones vividas intensamente. Oli acabó exhausta, tanto que no podía prácticamente saludar y después se sentía un poco culpable por haberse mostrado, según ella, "muy fría" cuando la gente venía a saludarla. Como ya le dije yo, no te preocupes que la gente lo que vio y percibió no es que fueras fría, es que estabas reventada jajaja y eso lo entienden, mucho más quien la haya hecho. Mambo por su parte estaba el tío bastante bien, creo que incluso mejor que durante los primeros kilómetros. Esta ha sido una de esas veces en las que todavía me sorprende. Después de casi 26 km en dos horas y media, por asfalto, con una temperatura que no le va bien, sin beber agua desde el kilómetro 10, y allí estaba el tío tan pancho.

Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo para ver la entrega de trofeos y vivir un poco más el ambiente post-carrera con los amigos y compañeros, pero con Mambo no podía entrar en el pabellón y tampoco quería dejarlo en el coche mucho tiempo ya que estaba un poco sofocado y le venía bien estar al aire libre descansando y bebiendo agua. Además cuando llegamos, la entrega de trofeos ya estaba empezada y las duchas, sobre todo para mujeres, estaban un poco saturadas, así que decidimos irnos a ducharnos a casa, y cuando volvimos estaba todo acabado.

A partir de ahora me voy a tomar un descanso. Al menos esta semana voy a estar sin entrenar ni hacer nada de deporte. Ni me acuerdo cuando fue la última vez que estuve un sólo día sin hacer algo de ejercicio, aunque sea dar un paseo andando con Mambo. Quiero recuperarme del todo para volver a empezar, y sobre todo volver a recuperar la ganas de correr. Llevo mucho tiempo saliendo a correr desganado y temiéndole por el dolor y las molestias.

Quiero dar la enhorabuena a esos muchos nuevos corredores Ecijanos que se han animado a hacerla y sobre todo al amplio número de mujeres, que sin duda era la asignatura pendiente de esta carrera.
Y felicitar desde aquí en especial a Antonio Díaz Orejuela, nueva revelación Ecijana, que lleva muy poco tiempo corriendo y ya se ha metido en el podio Ecijano este año y no sólo eso, la ha realizado con un tiempazo y ha luchado codo con codo con los de siempre. Ánimo tío, sigue trabajando igual de bien que hasta ahora. Tengo envidia sana por no haber podido estar en ese grupo de Ecijanos luchando por la primera posición.

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