Receta: Pan casero


Después de que ayer habláramos sobre la importancia del pan en la dieta y desmintiéramos algunos falsos mitos sobre este sano e importante alimento presente en nuestra dieta medietrránea, desde Sportgo! os traemos esta receta de pan casero para que os lo hagáis vosotros mismos de la forma más natural y sana posible y disfrutéis de un auténtico pan muy sabroso.

Seguro que estáis hartos del pan que se pone duro al día siguiente de comprarlo, hueco por dentro, con textura de "chicle", correoso e insípido. Y seguro que habréis escuchado muchas veces que el pan no es sano, que cada vez es menos natural y tiene más añadidos químicos, y que hay que eliminarlo de la dieta.
También se sabe que un pan industrial, mientras más esponjoso, blandito y con aspecto de bollo o dulce y mientras más tiempo dura en este estado, más añadidos químicos tiene. Como le pasa al pan de hamburguesa por ejemplo.
Desde Sportgo os traemos esta receta de pan casero, que os durará toda una semana, muy sabroso y totalmente saludable y recomendable para obtener la energía que necesitamos para afrontar el día a día. 

Para enseñaros bien las diferentes opciones, en esta ocasión voy a realizar 3 panes diferentes. Dos redondos y uno de molde de la siguiente forma:

  • Un pan redondo integral con muesli con 3 amasados
  • Un pan redondo integral con copos de avena, nueces y pasas con 2 amasados.
  • Un pan integral de molde

INGREDIENTES:


Harina (500 g), Levadura (10 g, 2 sobres), Agua (300 cc), Sal fina (dos cucharaditas), Aceite (una cucharada sopera) y, opcionalmente, muesli, copos de avena, nueces, uvas pasas, cereales etc.


Harina: 

Yo uso harina integral de espelta de cultivo ecológico, la compro en la sección bio del Carrefour, el paquete es de 500 g y voy a cuadrar la cantidad del resto de ingredientes sobre esta cantidad de harina, si queréis hacer más o menos es cuestión de ajustar. 
Podéis usar cualquier harina (trigo, centeno, etc), aunque yo recomiendo siempre harina integral ya que tiene más contenido en fibra. 
La espelta, para quien no lo sepa, está considerado el origen de todas las variedades de trigo actuales, cultivado desde hace 7.000 años en la época medieval, estaba considerado el pan de los ricos, ya que la clase pobre comía pan de centeno. En otros lugares se le conoce como trigo verde, y es una variedad con más sabor y más propiedades que el trigo normal cultivado hoy día.


Levadura:

Utilizo la levadura para panadería maizena, viene en sobres de 5 g y utilizo 2 sobres, por lo tanto 10 g de levadura. También se puede utilizar 15 g de levadura natural pero su utilización es más laboriosa.


Agua:

Para esta cantidad de harina se utiliza aproximadamente unos 300 cc de agua (vaso y medio) que tiene que estar tibia, ni fría directamente del grifo, ni muy caliente. Esto favorecerá que la levadura suba y el amasado será más fácil.


PREPARACIÓN:

Ponemos en un bol grande la harina, la sal y la levadura y lo mezclamos, una vez todo bien mezclado le añadimos al centro la cucharada sopera de aceite.




A continuación vamos añadiendo el agua poco a poco y vamos mezclando todo, no vertáis todo el agua de golpe para que la masa vaya cogiendo forma y, una vez que hayáis puesto todo el agua y tengáis una masa más o menos homogénea, es hora de amasar con las manos. El amasado es lo más importante, tenéis que conseguir una masa homogénea y uniforme. Si es necesario podéis ir añadiendo un poquito más de agua, pero muy poco a poco y en muy poca cantidad. 

Siempre es preferible pasarse con el agua a quedarse corto, ya que si os quedáis cortos, la masa estará un poco seca y la levadura no subirá bien, sin embargo si nos pasamos con el agua, nos quedará la masa un poco pegajosa pero siempre podremos añadir un poco más de harina para contrarrestar, aunque sea harina de trigo normal si vemos que se pega demasiado.

Yo personalmente dejo la masa un poco pegajosa, así la levadura sube muy bien y sale un pan más esponjoso.






Ya tenemos nuestra masa base uniforme y bien amasada, en este momento, si queremos la podemos envolver en film transparente y guardarla en el frigorífico para consumirla en pocos días o incluso congelarla para usarla más adelante.
Con esta masa no sólo podemos hacer pan, sino que podemos hacer bases para pizzas, empanadas, empanadillas, saquitos de pisto que ya pondré más adelante la receta, etc.

Ahora, sobre el mismo bol que hemos utilizado, untamos un poco la masa con aceite para que no se pegue, lo tapamos con un trapo humedecido con agua caliente y lo dejamos reposar durante 20-30 minutos para que la levadura leve y aumente su tamaño al doble más o menos. Tenemos que dejarlo en una zona cálida. En verano no hay problema y la temperatura ambiente es suficiente, pero en invierno lo que hago es ponerla cerca de alguna estufa. Lo importante es que no se quede fría ya que la levadura no trabaja bien y no subirá lo suficiente.


Pasado este tiempo, vemos que la masa ha doblado su tamaño. Podemos comprobarlo mejor si al presionar con el dedo tiene aspecto esponjoso. Ahora es el momento de añadirle los complementos que queramos. Muesli, cereales, pasas, nueces, copos de avena... Estos son algunos ejemplos pero podéis experimentar. En esta ocasión vamos a ponerle muesli.
Es mejor que lo vayáis añadiendo poco a poco, es decir, añadís un poco y amasáis una y otra vez, hasta que veáis que es suficiente. Si os pasáis con los añadidos, una vez que esté el pan hecho se va a desmoronar, y la cuestión es comer pan con muesli, no muesli con pan.
Una vez amasado de nuevo y con los añadidos, volvemos a untar con un poco de aceite y lo dejamos reposar otros 20-30 minutos.
Este proceso lo podemos repetir tantas veces como queramos. Mientras mas amasados hagáis, mas esponjoso saldrá el pan. Con estas 2 veces es suficiente pero en esta ocasión le hemos dado 3 amasados.




Una vez hemos amasado por última vez, es momento de colocarlo en la bandeja del horno con la forma que queramos darle, podemos hacer barras, bollitos etc. Yo he optado por hacer un pan redondo. Ponemos papel de cebolla o papel para hornear en la bandeja para que no se pegue y, antes de introducir en el horno, le hacemos unos cortes con un cuchillo, tapamos con un trapo húmedo y dejamos reposar otros 20-30 minutos sobre la bandeja para que vuelva a subir su volumen. Estos cortes con el cuchillo se hacen porque, al hornearse, la masa va subiendo su volumen y, al mismo tiempo, se endurece la corteza, y tiene que romper por algún sitio, de esta forma controlamos por dónde va a romper la corteza.





Al segundo pan redondo le vamos a poner copos de avena, uvas pasas y nueces. Yo suelo cortar las pasas y machacar un poco las nueces para que los trozos no sean tan grandes.

 Aquí tenemos los dos panes que ya han subido su tamaño. El de abajo a la derecha es el de muesli y vemos que está más voluminoso, sin embargo es la misma cantidad de masa. Esto se debe a que tiene 3 amasados en lugar de dos amasados que tiene el de arriba a la izquierda, que es el de nueces y pasas.

Para adornar podemos espolvorearle un poco de harina por encima y rociarle unos copos de avena.

Precalentamos el horno a 200º. Opcionalmente podemos introducir una bandeja con agua dentro, para crear un ambiente húmedo y favorecer la creación de una corteza más crujiente y consistente. Además esta humedad la absorberá el pan quedando más jugoso.

Ya sólo queda introducir la bandeja en el horno, bajar la temperatura a 180º y hornear durante 30 minutos más o menos. El tiempo puede variar un poco según queramos el pan más o menos hecho. También opcionalmente podemos, con ayuda de un envase pulverizador, pulverizar agua al introducir, y en mitad del horneado.

Y a continuación vemos otra masa de pan, pero esta vez de molde. Este pan, al haberse horneado en contacto con el molde y aprisionado, sólo la parte de arriba será de corteza más dura, y el resto y por dentro será más esponjoso.



DEGUSTACIÓN:
Este pan es mucho más consistente que cualquier pan que compréis, por lo que sacia bastante más. Lleva mucho tiempo hacerlo, pero no de realización, sino de tiempos de espera, por lo que mientras está en reposo y horneando podéis hacer otras cosas. El tiempo de elaboración es muy corto.
Yo personalmente hago todos los fines de semana un pan de molde y me dura toda la semana. No se pone duro en absoluto, lo único que le pasa es que, a final de semana suele desmoronarse un poco al cortarlo.
Lo utilizo sobre todo para el desayuno, comida más importante del día que me aporta la energía suficiente para afrontar lo que me espera en el entrenamiento. 2 rebanadas tostadas con aceite, tomate cortado en rodajas y lechuga, y un zumo de naranja. Pero también lo utilizo algunas veces a medio día o para la cena con un sandwich de queso fresco y pavo.

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